75 primaveras!! ♥
Y no, no tengo 75!
Este post lo he estado escribiendo en mi cabeza desde hace días... Más específicamente desde el fin de semana de mi cumpleaños que fue para mi tan maravilloso que se quedará grabado en mi memoria por los años de los años (que es decir mucho porque tengo mala memoria).
El post lo nombré así porque es la suma de mi cumpleaños actual, 28 y la suma de otros dos cumpleaños, el número 23 y el 24 que fueron excesivamente tristes para mí y para mi familia ya que en el lapso de esos dos años perdimos (de vista) a tres personas fabulosas y muy importantes en mi familia y que se sumaron también a la partida de mi abuela que había muerto un año antes.
Recuerdo que para cuando cumplí 24, las velas de mi torta tenía el número 47 que era la suma de esos dos años que no había querido celebrar, y también recuerdo que al momento de soplar las velas pedí el deseo que para ese momento era usual en mi pedir... siempre era el mismo, año tras año... Mi deseo nunca era nada físico, era siempre siempre SER FELIZ.
No recuerdo desde qué momento en mi vida tomé esa determinación de mi deseo anual hacerlo el mismo... Quizás fue desde mi época del colegio, época de adolescencia que para mí especialmente fue dura. Pero ahora me doy cuenta que año tras año lo pedí, porque en realidad, tenía muchas cosas que me hacían feliz, pero que la felicidad real, tangible y maravillosa, no estaba... Ese sentimiento que te llena y que te hace estar en paz contigo mismo.
Durante todos estos años he tenido oportunidad de crecer demasiado... Comencé mi viaje a través de mi cuando tuve la oportunidad de viajar un año y estar a merced del destino en otro país... Viajar es siempre sinónimo de crecer, o al menos lo ha significado para mí... con este primer viaje aprendí muchas cosas... Aprendí el valor de la amistad, aprendí a ser más asertiva (algo en lo que aún trabajo), aprendí a valerme por mi misma, aprendí mucho de mí y de los límites que puedo o no cruzar en mi vida.. En fin, fue un viaje muy esclarecedor y que me permitió, con los años, seguir cuestionándome cosas sobre mi misma, sobre mi vida, sobre mis actitudes frente a todo...
Un camino que es doloroso transitar, porque es un camino enfrentando demonios... Demonios que uno mismo crea, que uno mismo fortalece, y que antes de abrir los ojos a la vida, son los que la gobiernan.
Con el tiempo, comenzando a aceptar cosas sobre mi misma, retándome, y con la firme determinación de hacer esos deseos acumulados con los años convertirse en una realidad, comencé a ser feliz, comencé a sonreír! de verdad, de corazón, con toda mi alma y ganas... Y desde eso no he parado.
Con una sonrisa el mundo se hace más amable, con una sonrisa alegras la vida de alguien más... Sonreír desde el corazón no es sencillo, porque para hacerlo hay que estar en paz contigo mismo...
Hay que primero reconocer, aceptar, abrazar lo que no nos gusta, aprender a amarse como se es, NO DARSE VARILLA, perdonar de corazón, aprender a vivir la vida como viene, como Dios nos la pone en el camino, sin condicionarlo a nuestros deseos. Entregarle a Él (el monito) todo lo que nos sucede ya que él más que nadie sabe todo lo que necesitamos y lo que nos puede dar (puedo jurar que a mi me ha dado muchísisisisismo mas de lo que le pido, pero sólo porque se lo entrego TODO, deberían intentarlo, es muy divertido).
Abrir los ojos a las maravillas que tenemos alrededor todos los días, buscar siempre el aprendizaje de todo lo que nos sucede en la vida (no un porque, sino PARA QUÉ sucede... cual es el propósito), aprender a dejar ir... cosas, personas, situaciones... Aprender, siempre Aprender...
Cuando celebré mi cumpleaños 47, mi hermana con lágrimas en los ojos me dijo que algún día esos cumpleaños tristes iban a ser recompensados... Y entonces llegó el número 28 y me trajo puedo decir fácilmente la felicidad que me pudieron haber traído todos mis cumpleaños juntos, no por la situación que vivo ahora de estar de viaje y de vivir cosas nuevas, sino por mi situación personal y la cantidad de cosas que he aprendido de mi y lo mucho que me maravilla la vida que tengo, con felicidades y tristezas.
Y aquí estuve, a mis 28 años pidiendo un nuevo deseo...
Este post lo he estado escribiendo en mi cabeza desde hace días... Más específicamente desde el fin de semana de mi cumpleaños que fue para mi tan maravilloso que se quedará grabado en mi memoria por los años de los años (que es decir mucho porque tengo mala memoria).
El post lo nombré así porque es la suma de mi cumpleaños actual, 28 y la suma de otros dos cumpleaños, el número 23 y el 24 que fueron excesivamente tristes para mí y para mi familia ya que en el lapso de esos dos años perdimos (de vista) a tres personas fabulosas y muy importantes en mi familia y que se sumaron también a la partida de mi abuela que había muerto un año antes.
Recuerdo que para cuando cumplí 24, las velas de mi torta tenía el número 47 que era la suma de esos dos años que no había querido celebrar, y también recuerdo que al momento de soplar las velas pedí el deseo que para ese momento era usual en mi pedir... siempre era el mismo, año tras año... Mi deseo nunca era nada físico, era siempre siempre SER FELIZ.
No recuerdo desde qué momento en mi vida tomé esa determinación de mi deseo anual hacerlo el mismo... Quizás fue desde mi época del colegio, época de adolescencia que para mí especialmente fue dura. Pero ahora me doy cuenta que año tras año lo pedí, porque en realidad, tenía muchas cosas que me hacían feliz, pero que la felicidad real, tangible y maravillosa, no estaba... Ese sentimiento que te llena y que te hace estar en paz contigo mismo.
Durante todos estos años he tenido oportunidad de crecer demasiado... Comencé mi viaje a través de mi cuando tuve la oportunidad de viajar un año y estar a merced del destino en otro país... Viajar es siempre sinónimo de crecer, o al menos lo ha significado para mí... con este primer viaje aprendí muchas cosas... Aprendí el valor de la amistad, aprendí a ser más asertiva (algo en lo que aún trabajo), aprendí a valerme por mi misma, aprendí mucho de mí y de los límites que puedo o no cruzar en mi vida.. En fin, fue un viaje muy esclarecedor y que me permitió, con los años, seguir cuestionándome cosas sobre mi misma, sobre mi vida, sobre mis actitudes frente a todo...
Un camino que es doloroso transitar, porque es un camino enfrentando demonios... Demonios que uno mismo crea, que uno mismo fortalece, y que antes de abrir los ojos a la vida, son los que la gobiernan.
Con el tiempo, comenzando a aceptar cosas sobre mi misma, retándome, y con la firme determinación de hacer esos deseos acumulados con los años convertirse en una realidad, comencé a ser feliz, comencé a sonreír! de verdad, de corazón, con toda mi alma y ganas... Y desde eso no he parado.
Con una sonrisa el mundo se hace más amable, con una sonrisa alegras la vida de alguien más... Sonreír desde el corazón no es sencillo, porque para hacerlo hay que estar en paz contigo mismo...
Hay que primero reconocer, aceptar, abrazar lo que no nos gusta, aprender a amarse como se es, NO DARSE VARILLA, perdonar de corazón, aprender a vivir la vida como viene, como Dios nos la pone en el camino, sin condicionarlo a nuestros deseos. Entregarle a Él (el monito) todo lo que nos sucede ya que él más que nadie sabe todo lo que necesitamos y lo que nos puede dar (puedo jurar que a mi me ha dado muchísisisisismo mas de lo que le pido, pero sólo porque se lo entrego TODO, deberían intentarlo, es muy divertido).
Abrir los ojos a las maravillas que tenemos alrededor todos los días, buscar siempre el aprendizaje de todo lo que nos sucede en la vida (no un porque, sino PARA QUÉ sucede... cual es el propósito), aprender a dejar ir... cosas, personas, situaciones... Aprender, siempre Aprender...
Cuando celebré mi cumpleaños 47, mi hermana con lágrimas en los ojos me dijo que algún día esos cumpleaños tristes iban a ser recompensados... Y entonces llegó el número 28 y me trajo puedo decir fácilmente la felicidad que me pudieron haber traído todos mis cumpleaños juntos, no por la situación que vivo ahora de estar de viaje y de vivir cosas nuevas, sino por mi situación personal y la cantidad de cosas que he aprendido de mi y lo mucho que me maravilla la vida que tengo, con felicidades y tristezas.
Y aquí estuve, a mis 28 años pidiendo un nuevo deseo...
Comments
Post a Comment