Fleurentina se va de Florencia

Y aquí estoy, en Fiesole disfrutando mi penúltima puesta de sol... El día, como muchos otros, termina precioso con sus notas de anaranjado y rosa sobre la ciudad que por muchos años fue la ciudad de mis sueños, y así como termina mi cuento Fleurentina en Florencia, vine hasta acá Fiesole para despedir y cerrar un ciclo espectacular en mi vida. Un ciclo que tramonta, que termina pero que da espacio a que lleguen otros nuevos, espero tan divertidos, profundos e interesantes como este...

Aquí estoy, despues de una pizza caprese y mil litros de agua para no deshidratarme, con un vestido blanco para que el sol sea también anaranjado sobre mi. Para que esta ciudad me termine de colorear como lo ha hecho estos seis meses.

Aquí sentada pienso en todo lo que he aprendido de mi entre estas calles preciosas, en el valor de la amistad, en el dolce far niente, en lo sorprendida que me encontré con tantas cosas pequeñas que me endulzaron los dias, en las lágrimas amargas, y las dulces, en que perdí la cuenta de las veces que me quedé con la boca abierta y dije INCREÍBLE, en lo mucho que me sorprendí a mi misma con las capacidades y habilidades que tengo, en la gente maravillosa que Dios puso en este caminar mio y en cuanto aprendí de cada uno. 
En mis momentos para estar sola que sufrí y lloré pero que son tan necesarios, en todo lo que pensé y valoré mi familia maravilosa, en que a pesar de estar lejos tuve a demasiada gente conmigo, de corazón... En las veces que me sorprendieron y las veces que me sorprendí, en las risas, que fueron tantas y tan diferentes. En el italiano, francés, inglés, el español y todas las otras tantas lenguas que escuché, en las ciudades que visité y amé y en las que no tanto. En las fotos que tomé en mi apto viejito y pequeño pero tan cerca del centro. En cada ventana, puerta y calle, en la luz del sol en los diferentes momentos del día, en ponte vecchio...

Gracias gracias Firenze por todo lo que me dejas, yo sentía que debía venir aquí a encontrar algo, pero fue mucho más que eso, mucho mucho mejor... Porque fuiste testigo del encontrarme y de encontrar una paz del corazón. No es un adios, es un hasta pronto. Me verás llegar cualquier otra vez, espero que siendo más sabia, una Fleurentina con más historias encima y sueños diferentes... Y esa, tal vez, en su ultimo día, si se coma el plato de pastas florentinas que te quedó debiendo.



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