Una Firenze Dormida

A pocos días de mi regreso a Colombia decidí hacer unas últimas fotos de mi ciudad anaranjada, la ciudad que me brindó un calorcito de hogar estos últimos meses, la que me acompañó en el camino y la que me vió aprender infinidad de cosas....
La ciudad por la que caminé, reí, lloré, la ciudad en la que me sorprendieron tantas veces... Cartas en ponte vecchio, gelato en cada esquina, cornettos escondidos, flores y vino en la puerta de mi casa, libros en todos lados, comidas con amigos, picnics, paseos en lungarno, arte, acuarelas, letras, risas en el carrousel de Piazza della Repubblica, música por doquier.

La Firenze de la que me enamoré la encontré ese día una vez más... No es la Firenze del turista, es una Firenze tranquila, sin gente, calma, con sus tonos anaranjados, una Firenze que se despierta tarde, tal como a mi me gusta... Fresca y romántica... Caminé sus calles a las 6 am y disparé el obturador muchas veces pero jamás lograré captar el sentimiento de gratitud y de amor que sentí por esta ciudad que se quedará por siempre en mi corazón.


Algunas foticos:


















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